Incremento en diagnósticos de autismo desata debate y promesas de investigación

Revista en línea

El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., ha manifestado su preocupación sobre el aumento “alarmante” en los diagnósticos de autismo en niños estadounidenses, comprometiéndose a liderar estudios exhaustivos para identificar posibles causas ambientales. Este anuncio se produce tras la publicación de un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que estima que uno de cada 31 niños en Estados Unidos padece autismo, un incremento significativo desde 2020.

Si bien los expertos en autismo celebran el interés en profundizar la comprensión de este trastorno del desarrollo, señalan que el aumento en los casos se debe en gran medida a la expansión de la definición de autismo para incluir casos más leves. “El autismo destruye familias”, afirmó Kennedy, subrayando la urgencia de abordar esta problemática. Contrario a la creencia popular, Kennedy sostiene que el autismo es una “enfermedad prevenible”, a pesar del consenso científico que reconoce factores genéticos como influyentes.

Es crucial aclarar que el autismo no se considera una enfermedad, sino un trastorno complejo que afecta el cerebro, con una amplia gama de severidad y síntomas. Los investigadores, tras décadas de estudio, no han identificado una causa única, sino una combinación de factores genéticos y ambientales, incluyendo la edad paterna, el peso materno y la exposición a ciertas sustancias químicas.

Según un reportaje reciente publicado en una revista en línea, Kennedy ha prometido un plan de investigación que abarque todos los factores ambientales posibles, con la meta de obtener “algunas” respuestas para septiembre. Esta iniciativa implicará la financiación de investigaciones universitarias, alentando un enfoque científico riguroso. Esta promesa ocurre en un contexto donde el gobierno federal ha reducido significativamente los fondos para la investigación científica.

Los datos del CDC, basados en registros de 2022 de 14 estados y Puerto Rico, revelan que el autismo es más común en niños que en niñas, y con tasas más altas en niños asiáticos/isleños del Pacífico, nativos americanos/nativos de Alaska y negros. Los expertos consideran que la metodología del CDC es la más rigurosa para calcular la prevalencia del autismo.

Kennedy ha rechazado la teoría de que el aumento en los diagnósticos se debe únicamente a una mayor conciencia sobre el autismo. Annette Estes, directora del centro de autismo de la Universidad de Washington, destaca que el progreso científico y médico también ha contribuido a la identificación de casos más leves.

Sin embargo, la Fundación de Ciencia del Autismo contradice la postura de Kennedy, argumentando que el informe del CDC sugiere que el aumento en la incidencia se debe a factores como el acceso a servicios y la desestigmatización del autismo. La doctora Alycia Halladay, directora científica de la fundación, enfatiza la necesidad de considerar estos factores en la investigación.

Este debate subraya la complejidad del autismo y la necesidad de una investigación exhaustiva y multifactorial para comprender sus causas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.